miércoles, 30 de marzo de 2016

Yonlay Cabrera Quindemil: juez y parte del arte joven cubano


(Entrevista publicada en la Calle del Medio No.88 Oct-2015)
 
El Centro de Desarrollo de las Artes Visuales otorgó este año la beca de creación Estudio 21 al artista Yonlay Cabrera Quindemil y su proyecto Voight-kampff. Confieso que conversar con el joven fue muy fácil, en tanto es uno de esos entrevistados con respuestas concretas que en lugar de hacerte repetir las preguntas una y otra vez de diferentes formas, solo te queda decir “estoy complacida” y agradecerle. 

 Conozco la obra de Quindemil desde que él era estudiante de la Academia de Artes Plásticas Eduardo Abela (Amparucha) de San Antonio de los Baños; algunas de sus propuestas eran bastante osadas para tan temprana fecha. Lo he visto madurar en la concepción estética y simbólica de sus piezas y he sido testigo de la metamorfosis estilística en la búsqueda de un sello personal y de una mejor forma de comunicar sus ideas. En el estadio actual de su creación la tecnología figura como un elemento clave.  

El cambio no tuvo que ver con un problema técnico sino de interés. Quizás en algún momento haga pintura de nuevo, mientras se corresponda con mi investigación. Trabajo con tecnología porque es inevitable, es parte de la vida, está ahí todo el tiempo. Quizás si la pintura u otro tipo de formas fueran parte incondicionada de ese diarismo, ocuparían un espacio privilegiado en mi proceso creativo. 

Casi todas las ideas parten de la experiencia personal

La relación que establezco con el mundo que nos rodea tiene su génesis en mi experiencia sensible práctica inmediata. No busco informaciones que no sean constatables a través de lo que me sucede, lo que veo, lo que siento. En lugar de trasmitirle esa información al espectador, tal cual la recepciono, pretendo  canalizarla, transformarla y devolverla de nuevo al espacio público como un producto cultural que me exceda a mí como individuo y que tenga carácter universal. 

Voight-kampff 

Voight-kampff es un proyecto bastante complejo y transdisciplinar. El equipo de trabajo que dirijo incluye un psicólogo, un sociólogo, una oftalmóloga y un programador.  

Parto del Voight-kampff de la película Blade Runner, que a la vez se utiliza en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, del escritor norteamericano de ciencia ficción Philip K. Dick. En ambos casos el propósito de esta técnica psicoanalista es fijar si un individuo es un robot o no. En mi versión quiero determinar qué tan automatizados o robotizados están algunos sectores de la sociedad, qué tan acríticos son, cómo desempeñan su rol social sin cuestionamientos. Aunque Voight-kampff es una invención cultural sin aval científico sí creo que funciona y busco probarlo con mi proyecto.  

En principio 

Todos los contextos nacionales tienen sus diferencias, aun así, considero que Voight-kampff presenta un fenómeno global. En esta ocasión quiero limitarme al espacio cubano, que es el que conozco mejor y donde concibo la idea. Al menos desde mi punto de vista, en nuestro país, los juegos de roles se cuestionan muy poco y el “deber ser” se produce demasiado lineal. Empíricamente, veo que sí hay mucha automatización en “el hacer”, lo cual atenta contra la creatividad de las personas.

Juez y parte 

Yonlay incluye en su currículum de artista conceptual la licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de La Habana, por lo que su experiencia supera el complejo proceso creativo e incursiona en el fragoso mundo de la crítica. No perdería entonces la oportunidad de dialogar con él sobre el panorama actual del arte joven cubano. 

A mi juicio, ahora coexisten tres grandes problemáticas en el arte cubano joven.  La primera, que los artistas jóvenes están desesperados por entrar en los circuitos aunque su obra todavía no esté a ese nivel o la trayectoria sea insuficiente para enfrentarse a estos lugares; se necesita, además  de mucho empuje y deseo, meditar un poco las cosas, asimilar bien el conocimiento antes de querer salir al aire. 

El segundo gran problema radica en que hay mucha futilidad en parte del arte que se está haciendo en tanto responde a ciertos intereses como el mercado. Esta voluntad hace que la producción no siempre responda a los intereses como artistas de los creadores, sino a lo que se espera que ello hagan, y mientras más lucrativo mejor. 

Otra contrariedad latente es el centralismo del arte. Existe un grupo de artistas “que son los que son” y los demás pasan mucho trabajo para colarse en los circuitos galerísticos, lo cual representa un serio problema a nivel de visibilidad. Quizás este fenómeno no tenga tanto que ver con los artistas jóvenes como quiénes hacen funcionar el arte, dígase curadores, historiadores y críticos, que casi siempre se avocan a los mismos nombres. 

El historiador…juez 

Lo primero que haría sería incentivar los intereses propios del artista, labor de los curadores. Lo segundo, saldría un poco de La Habana y buscaría talento en otros lugares. Movería los grandes proyectos por todo el país. En las provincias hay artistas dispuestos a ser encontrados y darles esa posibilidad descentralizaría el núcleo interno de la capital. 

Una experiencia útil sería fomentar un poco más los intercambios entre artistas, que hasta ahora son demasiados individualistas, encerrados en su gremio e incluso en sus casas. En los nuevos medios pasa lo mismo, lo cual es un poco raro porque este tipo de arte necesita colaboración. 

El renacimiento en los años ´80, la gran década del arte cubano, no fue otra cosa que un gran intercambio entre artistas y la construcción de un conocimiento colectivo. Mañach lo dijo en su momento: para que un grupo social cualquiera funcione, tiene que haber un interés común; entonces, para que el arte cubano funcione, tiene que haber un interés de todos, un sentido de arte cubano entre todos, no de diferentes artistas que viven en Cuba. 

El artífice… parte 

En la XII Bienal de La Habana participé en varios proyectos colectivos y uno personal dentro de las colaterales. Mi principal interés, en estos momentos, es hacer valer este tipo de obras conceptuales, hacerlas funcionales e incluirlas en todas las exposiciones que pueda. Será un proceso complejo, debido al condicionamiento tecnológico que requieren, pero estoy dispuesto a asumir el reto.

Sinestesia a propósito de la XII Bienal de La Habana

Sinestesia es una instalación que, desde la inauguración de las colaterales y durante toda la bienal, se mostró en una de las salas de la Galería Luz y Oficios en La Habana Vieja. Siempre quise trabajar con la relación sensible del que viene de afuera, como el outsider que llega y comienza a reconocer el espacio. Cuando llegué de San Nicolás de Baris (Mayabeque) a La Habana me di cuenta que la capital es una ciudad con mucho color y, en ocasiones, la dinámica cotidiana impide que nos percatemos de ello. 

La obra se compone de un registro sonoro de lugares de La Habana que han influido en mi desarrollo, que son proyectados en el espacio en forma de variaciones cromáticas. Incluye una pequeña pantalla con una leyenda del lugar donde se hizo (fecha y hora) y unos audífonos para que se pueda escuchar el sonido; sin embargo, la idea es verlo, sentir por un sentido una información que generalmente llega por otro, una información que está perdida en el diarismo y que yo quiero recuperar. 

En el mes de septiembre varios recintos expositivos de La Habana, rejuvenecen su catálogo con la celebración de Post-it, principal expoventa de arte contemporáneo cubano, que busca promocionar a creadores menores de 35 años. Una de estas sedes, la Galería Artis 718, ofrece una pieza de Yonlay.

 
El proyecto que presento en Post-it se titula DEATH-SUDOKU, y consiste en una versión del juego sudoku en la cual se accede, mediante la funcionalidad del juego, a datos recogidos en el registro de defunciones de cierto hospital habanero en el año 2012. Es una obra compleja de vender en los términos convencionales, pero en todo el mundo este tipo de trabajo ha ido ganando espacio en ferias, galerías, etc. Post-it es al menos una opción, una oportunidad de hacer el intento y poner la obra a consideración de los coleccionistas (personas e instituciones).

Como muchos otros artistas jóvenes cubanos, estoy muy interesado en participar en los circuitos de mercado y creo que en este momento estoy listo para ser descubierto. No puedo decirte ahora mismo cuándo sucederá eso, y si Post-it será lo que me dé el impulso, solo te puedo asegurar que voy a seguir haciendo lo que necesito espiritualmente y lo que considero más acertado en términos artísticos.  

             

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